Con independencia de la suerte que tenga la denuncia ante el máximo tribunal de la aldea, resulta indicativa del incierto futuro que le espera a Calderón Hinojosa a partir de que el 1 de diciembre de 2012 entregue la banda presidencial en San Lázaro.
Todo apunta a que el general de cinco estrellas difícilmente podrá permanecer en México, incluso en el hipotético caso de que su hermana gane la gubernatura de Michoacán, pero es bien sabido que los milagros no se producen en la esfera de la política. Incluso entre algunos futurólogos se da por hecho que el único país donde podrá residir con garantías para su integridad física e intelectual es Estados Unidos, nación y gobiernos de Bush y Obama por los que en buena medida se involucró en la estrategia militarista frente al crimen organizado, mientras más de 20 millones de estadunidenses disfrutan con frecuencia los viajes intergalácticos.
Y además al primer círculo de colaboradores del general de cinco estrellas, el futuro no le pinta mejor, pues también se presentarán denuncias, respaldadas como en el primer caso por decenas de miles de firmas, en contra de los titulares de las secretarías de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad Pública, Guillermo Galván, Francisco Saynez y Genaro García Luna, respectivamente; así como contra Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo. Será el 25 de noviembre cuando el fiscal Luis Moreno Ocampo recibirá los documentos del grupo de denunciantes.
Por supuesto que, enseguida y en automático, la Secretaría de Relaciones Exteriores, en nombre del gobierno, “rechaza categóricamente que la política de seguridad pueda constituir un crimen internacional”. Acaso tenga razón Patricia Espinosa y estemos ante un crimen nacional sin precedente en tiempos de paz.
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